Esta vez, la cita para dibujar en directo fue en Mérida. Los amigos de Rafa y Adela querían sorprenderles con este regalo por su boda, y querían que yo estuviera allí durante la ceremonia y la fiesta para ir tomando apuntes de todo lo que iba a ocurrir.

Así que hice una pequeña maleta en al que metí todas mis herramientas de dibujo para pasar una jornada en una de las ciudades más importantes del Imperio Romano.

Con mis dos pliegos de papel Fabriano de 60×20 , lápices y acuarelas llegué a la Concatedral de Mérida en un caluroso día del mes de Agosto. Cuando voy a dibujar en directo y no conozco el lugar, me gusta llegar antes para ubicarme, ir decidiendo las mejores perspectivas, y los ángulos desde lo que podré dibujar. No todas las iglesias son iguales ni me permiten situarme en la misma posición con respecto a los novios, así que muchas veces tengo que improvisar. Además, en cada boda hay diferentes momentos y personas en los que poner la mirada.

 

Me situé en un lateral discreto, junto al altar, para tener una imagen dibujable de los novios y de los pajes y damitas que eran parte importante de la ceremonia, y a lo largo de toda ella fui esbozando las figuras principales y sus gestos para avanzar lo más posible en ese primer dibujo. Antes de que acabara, me dirigí al exterior para tener una buena perspectiva de la salida de los novios y dibujar rápidamente el exterior de la iglesia.

 

La celebración era en una finca a la que se llegaba en el bus que los novios contrataron para sus invitados, y que amablemente me ofrecieron para que me desplazara yo también. De modo que, ya que no tenía que conducir, aproveché el trayecto para dibujar. A partir de una foto tomada con mi móvil en la iglesia, hice una pequeña tarjeta con la imagen de los novios para que sus amigos la pudieran firmar y entregársela a Rafa y Adela como “anticipo” del reportaje final.

Al llegar a la finca, lo primero es, nuevamente, ronda de reconocimiento para saber, a partir de las indicaciones que previamente me dieron mis clientes, donde situarme y qué dibujar. Los novios pusieron mucho cuidado e ilusión en elegir este lugar, en el que además había varios ambientes que iban a ser los distintos escenarios de la fiesta: un gran patio donde sería el baile, la zona de la piscina para el aperitivo, la zona habilitada como comedor al aire libre, los jardines… Había para elegir, y decidí dibujar una panorámica de 360 grados (más o menos) para que apareciera como fondo de los dibujos en los que estaban los protagonistas. Esto lo fui planteando durante los aperitivos, además de ir captando los detalles de la decoración que me iban a servir para componer el dibujo y darle personalidad.

Era importante dejar un espacio para la foto de grupo de todos los amigos de Rafa y Adela. Ese dibujo lo hice a partir de una fotografía que hice en un momento de la fiesta antes del baile. Eran tantos, y el tamaño del dibujo tan pequeñito, que apenas están esbozadas  las figuras. ¡Pero están todos!

Una vez estuvieron todos sentados a cenar, ya de noche, mi siguiente objetivo fue retratar a todos los que estaban sentados en ella mesa principal, y decidir cómo ubicarlos en el dibujo. Otro de mis retos fue intentar fotografiar, discretamente, los zapatos de la novia, que tenían que salir también en el dibujo.

 

Al finalizar la cena, me encontré con algo inesperado que me cambió los planes. Rafa le dio una sorpresa a Adela con un pianista, que estaba en una zona muy apartada del jardín, y que tenía su piano completamente rodeado por farolillos de papel iluminados con velas. Un momento maravilloso al que por supuesto tenía que dejar hueco entre mis ya bastantes numerosos, dibujos.

La última esquina del papel estaba reservada al baile… ¡y a los zapatos de Adela!

Mi trabajo en directo ya había concluido. Ahora quedaba completar, dibujar y acuarelar el trabajo en mi estudio.

Gracias por dejarme participar de vuestros momentos felices.

 

 

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